jueves, 29 de marzo de 2012

EL PROFESOR

Salvando todas las distancias con el contexto en el que se enmarca la historia de abajo, este texto se lo dedico a los alumnos que he visto en la manifestación de hoy, también a los que, en su derecho, han decidido ir a trabajar (sin olvidar, por otra parte, que todos los derechos, incluidos el derecho al trabajo y el derecho a las huelgas, se han ganado en las calles, por cierto).
Yo hago, como ellos, mi trabajo, y ejerzo como ellos mis derechos. Ahí va:


EL PROFESOR

  En el patio, un ruido de botas con espuelas. Desde lo alto de las botas, tronó la voz de Alcibíades Britez, jefe de policia de Paraguay, un servidor de la patria que cobraba los sueldos y recibía las raciones de los policías difuntos.
  Desnudo, tirado boca abajo sobre el charco de su sangre, el prisionero reconoció la voz. Ésta no era su primera estadía en el infierno. Lo interrogaban, o sea, lo metían en la máquina de picar carne humana, cada vez que los estudiantes o los campesinos sin tierra hacían alboroto y cada vez que aparecía la ciudad de Asunción llena de panfletos para nada cariñosos con la dictadura militar.
  La bota lo pateó, lo hizo rodar. Y la voz del jefe sentenció:
    -El profesor Bernal... Verguenza debía darle. Mirá el ejemplo que le das a los muchachos. Los profesores no están para armar líos. Los profesores están para formar ciudadanos.
    -Eso hago- balbuceó Bernal.
   Contestó por milagro. Él era un resto de él. 

 Eduardo Galeano, Bocas del tiempo,
ed. SXXI, pág. 303

miércoles, 21 de marzo de 2012

DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA, vol.1

A ALGUNOS LES GUSTA LA POESÍA  

A algunos,
es decir, no a todos.
Ni siquiera a los más, sino a los menos.
Sin contar las escuelas, donde es obligatoria,
y a los mismo poetas,
serán dos de cada mil personas.

Les gusta,
como también les gusta la sopa de fideos,
como les gustan los cumplidos y el color azul,
como les gusta la vieja bufanda,
como les gusta salirse con la suya,
como les gusta acariciar al perro.

La poesía,
pero qué es la poesía.
Más de una insegura respuesta
se ha dado a esta pregunta.
Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro
como a un oportuno pasamanos.

   Traducción de Gerardo Beltrán, David A. Carión Sánchez y Abel A. Murcia Soriano, en El gran número. Fin y principio y otros poemas (Wisława Szymborska) poesía Hiperión, 4ª edición, 2008.

martes, 20 de marzo de 2012

EL FIN DE LA RAZA BLANCA, de Eugenia Rico

Dentro de poco tendremos la oportunidad de leer los microcuentos que algunas de vosotras han escrito con motivo del día de la mujer. En lo que preparo el documento, os dejo con una autora que acabamos de descubror en nuestra casa. La verdad es que estoy un poco desconectado del mundo de las novelas y desconocía a la autora (la crítica la considera una de las mejores escritoras españolas actuales, que no es poco). Sin embargo, me ha gustado este librito. El fin de la raza blanca, está dividido en tres partes (“Cielo”, “Purgatorio” e “Infierno”) reúne trece relatos, más dos fragmentos que se insertan como arranque (“La cucharilla”) y colofón (“El hombre que vive en mi casa cuando yo no estoy”) del libro.
Con el breve y estremecedor cuento de más abajo comienza este fantástico libro de relatos  de Eugenia Rico, en él están la muerte, la bondad, el rechazo a la violencia, la fantasía, el humor, la maternidad, también el surrealismo y mil cosas más. 


LA CUCHARILLA

Él recorre mi piel con la cucharilla del café.

Me ha vendado los ojos.
Acabo de contarle mi vida. Es su turno.
Me ha vendado los ojos para que imagine mejor lo que
va a contarme y me ha atado para que le demuestre que creo ciegamente en él, que sé que no es un asesino, que estoy segura de que no va hacerme daño.
Pero yo no lo sé, por eso tiemblo cuando recorre mi
cuerpo con un cuchillo y me dice que es la cucharilla del
café.



La editorial es Página de Espuma.

domingo, 18 de marzo de 2012

LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS, de Hesíodo


Como pronto llegarán días como los que anuncia el poeta griego, yo sólo os acerco sus palabras. Que cada uno piense al respecto lo que quiera:

 
Zeus destruirá igualmente esta estirpe de hombres de voz articulada, cuando al nacer sean de blancas sienes. El padre no se parecerá a los hijos ni los hijos al padre; el anfitrión no apreciará a su huésped ni el amigo a su amigo y no se querrá al hermano como antes. Despreciarán a sus padres apenas se hagan viejos y les insultarán con duras palabras, cruelmente, sin advertir la vigilancia de los dioses –no podrían dar el sustento debido a sus padres ancianos aquellos [cuya justicia es la violencia–, y unos saquearán las ciudades de los otros]. Ningún reconocimiento habrá para el que cumpla su palabra ni para el justo ni el honrado, sino que tendrán en más consideración al malhechor y al hombre violento. La justicia estará en la fuerza de las manos y no existirá pudor; el malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso con retorcidos discursos y además se valdrá del juramento. La envidia murmuradora, gustosa del mal y repugnante, acompañará a todos los hombres miserables.

Es entonces cuando Aidos y Némesis, cubierto su bello cuerpo con blancos mantos, irán desde la tierra de anchos caminos hasta el Olimpo para vivir entre la tribu de los Inmortales, abandonando a los hombres; a los hombres mortales sólo les quedarán amargos sufrimientos y ya no existirá remedio para el mal. 

Los Trabajos y los Días, 188-200

jueves, 8 de marzo de 2012

YO LEO TAMBIÉN LAS COSAS DE ELLAS

Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, el 29 de abril de 1936. Pelo corto, ojos verdes y siempre adolescente. Sabía que moriría irremisiblemente de no escribir. Entonces escribió y lloró. Padeció el insomnio y la terrible limitación del lenguaje. A mí, desde que la conocí, me tiene atrapado: es una escritora enigmática, mágica, con ese halo de fatalidad que confirmó con su muerte. En mi modesta biblioteca, su Poesía Completa y sus Diarios ocupan un lugar predominante, junto al cuentito terrible de Erzébet Báthory, la condesa sangrienta.


En su honor, en honor de todas las mujeres y del resto de mortales, os dedico estos breves poemas de ÁRBOL DE DIANA (mi preferido es el último que he puesto, el número 23 -cada día me lo repito para resistir las insolencias, entre otras cosas...).


13

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

 

20

dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe

                                                     a Laure Bataillon


23

una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos


 





martes, 6 de marzo de 2012

CIEN AÑOS DE SOLEDAD, en los 85 años de García Márquez

Sumándome a la iniciativa de esta fecha, les dejo el incio de esta magnífica obra. El comienzo es increible, pero, ¡cómo añoro oirlo de viva voz a alguno de mis auténticos colegas!: El Coco, Paco, El Cochero, Fernando, Mai... En espera de vivirlo otra vez, aunque sea sólo una vez más, vuestro amigo en el exilio interior os brinda estas palabras.


Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocerlos nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de los que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. "Las cosas tienen vida propia—pregonaba el gitano con áspero acento—, todo es cuestión de despertarles el ánima"

lunes, 5 de marzo de 2012

LLAMADA A TODAS LAS PERSONAS LECTORAS CON BLOG

Hola a todas:

os hago una petición personal. Se trataría de realizar el día 8 de Marzo (JUEVES) una experiencia bloguera -si existe esta expresión. Todas nosotras, personas lectoras, en nuestro blog tendríamos que poner un texto de una mujer escritora. Pero habría que hacerlo exactamente ese día. No vale otro día, ni antes ni después (me consta que ese día estáis muy ocupadas, sobre todo, las personas de 2º de Bachillerato, pero ahí reside precisamente el compromiso, compromiso libre y voluntario, como siempre). Si os parece interesante la actividad, debéis poner en el título de la entrada lo siguiente:

YO LEO TAMBIÉN LAS COSAS DE ELLAS...

Ánimo y contamos con vuestra entrega. Podéis poner textos de, por ejemplo, Wislawa Szymborska, Gioconda Belli, Blanca Flores, Amalia Bautista, Betty Smith, Carilda Oliver Labra, Azar Nafisi, Rosalía de Castro, Almudena Grandes, Alfonsina Storni, Simone de Beauvoir, Marta Vassallo, etcétera, etcétera, etcétera.

(Estoy a vuestra disposición, como siempre).

jueves, 1 de marzo de 2012

Sophia de Mello

Este breve poema de la autora portuguesa me encantó desde el principio. Es tan simple y tan hermoso que parece mentira que a una declaración de amor tan brillante, le basten cuatro versos para decir tanto.

¿Qué opináis vosotras...?


TERROR DE AMARTE

Terror de amarte en un sitio tan frágil como el mundo

Mal de amarte en un lugar de imperfección
donde todo nos quiebra y enmudece
donde todo nos miente y nos separa.