domingo, 27 de noviembre de 2011

CORTÁZAR Y EL JAZZ (se lo debía a Susana, por su texto de Cortázar).

Para poder apreciar la música, no sólo basta tener orejas. Es necesario alimnetar con palabras lo que el sentido del oído es capaz de apreciar. Aquí os dejo un texto que os nos ayuda a comprender el sonido del Jazz, en la interpretación de uno de los grandes: LOUIS AMSTRONG.


Parece que el pajarito mandón más conocido por Dios sopló en el flanco del primer hombre para animarlo y darle espíritu. Si en vez del pajarito hubiera estado ahí Louis para soplar, el hombre habría salido mucho mejor. La cronología, la historia y demás concatenaciones, son una inmensa desgracia. Un mundo que hubiera empezado por Picasso en vez de acabar con él, sería un mundo exclusivamente para cronopios, y en todas las esquinas los cronopios bailarían tregua y bailarían catala, y subido al farol del alumbrado Louis soplaría durante horas haciendo caer del cielo grandísimos pedazos de estrellas de almíbar y frambuesa, para que comieran los niños y los perros.
(…).
Para esto ya se ha desencadenado el apocalipsis, porque Louis no hace más que levantar su espalda de oro, y la primera frase de When it´s sleepy time down South cae sobre la gente como una caricia de leopardo. De la prometa de Lois la música sale como las cintas habladas de las bocas de los santos primitivos, en el aire se dibuja su caliente escritura amarilla, y detrás de esta primera señal se desencadena Mustak Ramble y nosotros en la platea nos agarramos todo lo que tenemos agarrable, y además lo de los vecinos, con lo cual la sala aparece una vasta sociedad de pulpos enloquecidos y en el medio está Louis con los ojos en blanco detrás de la trompeta…
(…). Y abro los ojos y él está ahí en un escenario de París, y abro los ojos y él está ahí, después de veintidós años está ahí cantando, riendo con toda su cara de niño irreformable, Louis cronopio, Louis enormísimo cronopio, Louis, alegría de los hombres que te merecen.
Ahora Louis acaba de descubrir que su amigo Hugus Panassié está en la platea, y naturalmente eso le produce una alegría enorme, or lo cual corre al micrófono y le dedica su música, y entre él y Trummy Young se arma un contrapunto de trombón y trompeta que es como para arrancarse la camisa a tiras y lanzarlas una a una todas por el aire. (…). Después es la reconciliación, Trummy y Louis crecen juntos como dos álamos y rajan de arriba abajo el aire como una cuchilla final que nos deja a todos dulcemente estúpidos.

J. Cortázar, La vuelta al día en ochenta mundos, México, 2010,
rm editorial. Páginas 121-125





2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. El texto me a gustado mucho,ya que como dices al principio para apreciar la música no solo basta tener orejas. Yo pienso que la música es sentimiento, el sentimiento que quiere transmitir la persona que compone y el músico cumple su función cuando hace que el que la esta escuchando sienta..
    Me quedo con la frase que dice:
    'Louis soplaría durante horas haciendo caer del cielo grandísimos pedazos de estrellas de almíbar y frambuesa, para que comieran los niños y los perros..'

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