miércoles, 2 de noviembre de 2011

GRETA LA LOCA

Os dejo un fragmento del comienzo de esta magnífica obra. Para ser exacto se trata de Literatura Infantil. Es decir, es un cuento para niños (ilustrado con una maestría excepcional, por cierto). Un cuento que yo leo a mis hijos. Del estilo de El pato y la muerte o La gran pregunta, que ya os leí en clase el año pasado.
Si os interesa, tenéis un ejemplar en la Biblioteca Pública para saber cómo termina la historia.
 
¿Conocéis a Margarita, Margarita a la que llaman Greta? Cuando nació era la dulce Margarita, y realmente era una dulzura: una niña adorable, una preciosidad. Una muñequita encantadora. Hasta que creció lo suficiente para ser traviesa. Entonces quería todo lo que no podía tener. O todo lo que no podía hacer. Caminar por el mar, ir hasta Inglaterra andando. Lanzar a la gente al vacío desde una torre muy alta, sólo para divertirse. uno detrás de otro. Y después mirar hacia abajo, para ver qué quedaba de ellos.
-¡No!-gritaba su padre constantemente.
-¡No!-decía muy a menudo su madre.
No Margarita, cariño, no puedes hacer eso, no...

Lo decían suavemente y lo gritaban con fuerza. Lo decían uno después del otro y lo decían al unísono. O lo gritaban al límite de sus propias voces. -¡No! ¡No! ¡¡¡¡No!!!! Pero de nada servía: la dulce Margarita no les hacía ni caso. Sacaba la lengua y gritaba, mucho más fuerte de lo que podían gritar su padre y su madre juntos. -¡¡¡Pues sí!!! Y arrancaba todas las flores de la tierra. De raíz.

De este modo fue como la dulce Margarita se convirtió en Margarita, Margarita la traviesa. Y luego se volvió aún más mala. y Margarita pasó a ser Greta, Greta la loca. Decía palabrotas y chillaba, soltaba patadas y puñetazos. Arramblaba con todo lo que pudiera agarrar y no pesara demasiado, aunque no fuera suyo. Soltaba bufidos y escupitajos, hacía unos ruidos espantosos con la nariz que indicaban inequívocamente que iba a escupir. Nadie quería sentarse a su lado; en clase. Nadie quería pasear a su lado; en la feria. Nadie quería acariciarla; en la oscuridad. Nadie quería casarse con ella. Nadie. Y eso la ponía furiosa, tanto que empezaba a soltar palabrotas aún peores. Las gritaba. Las chillaba. -¡Iros al infierno!- solía gritar. -¡Vete tú!- le contestaban. Y deseaban que así fuera. Lo deseaban de veras.

Un día desapareció. Greta la loca se había esfumado. Nadie sabía adónde había ido. De hecho tampoco querían saberlo. A nadie le importaba. Sólo su padre y su madre lo lamentaron un poquito. Pero sólo unos días.

Greta se había esfumado y ya no volvería jamás.
-¡Vete tú!-le habían gritado.

Y realmente deseaban que así fuera. Y Greta la loca lo había entendido perfectamente, había recogido cuatro cosas y se había marchado. Directa hacia el infierno, a buscar al diablo. Quería preguntarle algo al diablo. Quería preguntarle si la quería con él. Si cuidaría de ella. Si le daría su corazón. Por eso había partido hacia el infierno, aunque nos sabía exactamente dónde estaba. O yacía. O colgaba.


                                                 Geert De Kockere- Carll Cneut, Greta la loca, Oranje, 2006. Barbara Fiore Editora.


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